Diego se va de picnic
31/11/2020
Era la noche de Halloween y también la de la luna azul…
Un oso -nada terrorífico- masticaba con devoción trozos de brócoli y zanahoria.
Descalzo, con los pies en la arena por primera vez y las manos cargadas de piedras. Con los pelos de punta y los dientes de leche. Con la sonrisa perenne y el gorro de lana. Tremendamente feliz. Extraordinario.
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